miércoles, julio 28, 2010

Morales Solá, el gran operador de la oposición

La reunión de ayer en la Rural en donde casi todo el arco opositor fue a rendir pleitesías a “el campo” no puede no preocupar a quienes estamos parados en el campo popular. Ayer se hizo patente cómo el poder económico marca el espacio del juego político a la oposición. Pero cómo entre las patronales del campo no hay una postura unificada, la división también se traslada a los políticos infames que los siguen. Vaya lista de asistentes: Oscar Aguad, Elisa Carrió, Felipe Solá, Federico Pinedo, Patricia Bullrich, Adolfo Rodríguez Saá, Josefina Meabe de Mathó, Ricardo Buryaile, Margarita Stolbizer, Gerardo Morales y Alfredo Olmedo. De esta lista es muy fácil observar la brutalidad de la derrota del campo popular respecto de la disputa por la 125 en las últimas elecciones legislativas; allí, tenemos a por lo menos tres “representantes del pueblo” que son la mismísima presencia directa del poder económico concentrado de nuestro país en el Congreso de la Nación: Josefina Meabe de Mathó, Ricardo Buryaile y Alfredo Olmedo (éste último conocido como el “rey de la soja”, que ya dejó muestras de su limitada inteligencia y abundante ignorancia en oportunidad del debate del matrimonio igualitario).

Pues bien, en un intento de disimular que no hay acuerdo, es decir, que no hay una propuesta unificada respecto de las retenciones sino sólo la convicción de no prorrogar las facultades delegadas, Morales Solá –moderador del encuentro de ayer- sale hoy en La Nación a cuestionar al Senado de la Nación. En efecto, parece ser que aún consiguiendo una propuesta unificada respecto de las retenciones, la oposición duda de su propia capacidad para que ésta pueda convertirse en ley. Ante esta incapacidad de tejer política, ante su propia impotencia, ante la imposibilidad de llegar a acuerdos echan un manto de sombra sobre el Senado y entonces dice Morales Solá: “Era evidente, al final, el desánimo entre los centenares de productores que asistieron al debate. El Senado se erigió ante ellos como un serio obstáculo institucional. Y no lo es por la entendible aritmética parlamentaria, sino por los manejos en las sombras, por las ausencias inexplicables o por los misteriosos cambios políticos en el momento agónico de cualquier votación.”

Yo diría que más bien que por las dudas se están atajando. Ante la posibilidad de volver a ver frustrada una iniciativa política propia, la oposición le echa la culpa al Senado. A esos supuestos manejos turbios, ausencias y cambios de posiciones en la votación que no son otra cosa que el juego político mismo. De eso se trata Morales Solá, a quien hoy le preocupa el juego político mismo porque puede llegar a trabar proyectos conservadores como los que él defiende, pero que poco le importaba cuando desde el Congreso de la Nación se rifó al Estado.

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