El domingo pasado salió publicada una nota de Rosendo Fraga en el Diario Perfil titulada “Un matrimonio en baja”. Me permito hacer algunos comentarios sobre la misma, aunque como todos sabemos a la “prensa independiente” no le guste que la critiquen. Bueno ahí van mis opiniones.
El artículo en general es bastante “chato”, sin demasiadas luces ya que cae en los lugares comunes del discurso de la oposición. Por ejemplo, afirma que Néstor Kirchner “está ejerciendo el poder a través de su esposa, que es quien ocupa la presidencia”. Bueno ¡cuántas veces hemos escuchado esto! Desde el sentido común, pensamos obviamente que todo el mundo consulta sobre aspectos de su vida y ni que hablar de trabajo con su cónyuge. ¿Por qué no lo harían Néstor y Cristina? Pero de allí a afirmar que quien ejerce el poder es Néstor, me pregunto ¿de dónde saca esta información? ¿Acaso conoce la intimidad del matrimonio? ¿Escucha como Néstor le dice a Cristina qué tiene que hacer? La verdad que la afirmación es un absurdo, además de que bastante machista ya que presupone que es el hombre quien manda. Por otra parte, me acuerdo cuando Néstor había asumido, allá por 2003, que lo trataban de “pollerudo” porque “quien realmente mandaba era ella”.
Después citando a un profesor de historia de la UBA (Adolfo Pérez Amuchástegui) dice que lo importante en la tarea de historiador es “llegar a la intencionalidad de los protagonistas, captar sus voluntades, sus propósitos, para lo cual era fundamental colocarse en su tiempo y espacio”. Otra vez lugar común, ¡las verdaderas intenciones de los Kirchner! Bueno, dudo mucho de que el profesor de historia citado haya sido un buen profesor si es que sostenía la afirmación traída por Fraga. En este blog hemos insistido en varias oportunidades en que la intención no sirve como variable política, tampoco histórica. Primero, porque al menos que seas el psicoanalista del personaje estudiado (en este caso Néstor Kirchner) o su íntimo amigo, difícilmente pueda alguien llegar a saber las intenciones de otro. Por lo tanto, ese es un registro perdido. Pero aún suponiendo que se pudiese llegar a saber la “intención” del personaje (en el caso de Kirchner seguro que es alguna intención oscura) ¿acaso nos dice algo? La variable a tener en cuenta es la política concreta adoptada. Qué intenciones llevaron a tomar una medida X no cuenta. De las mejores intenciones puede salir una política errada y nefasta, de las peores intenciones puede salir una política acertada. Más bien hay que analizar la política concreta y el impacto que esta tiene en su aplicación. Las intenciones no sirven para nada, son del ámbito íntimo de la persona, imposible de conocer y si lo conociéramos tampoco contaría.
Párrafos más abajo dice “Otro componente fundamental es la psicología, la personalidad de los líderes políticos, clave en todos los procesos, y especialmente gravitante en la Argentina, no sólo por nuestra historia y nuestra cultura, también por la debilidad de las instituciones. Kirchner ha podido vulnerar con éxito diversas reglas de la política”. ¡Ufff! ¡Qué poco original y malo! Si hay algo que se aprende de la teoría política seria es que el chiste de la política se da en la relación entre gobernantes y gobernados, entre representantes y representados, entre líderes y seguidores. Se trata de la relación que implica dos lugares de enunciación, la política es una relación. En todo caso, todo político quiere ubicarse en uno de esos lugares de la relación, todo político quiere ser líder, más no todos lo logran. Pero que unos lo logren y otros no, no tiene que ver con las características psicológicas del líder sino tiene que ver cómo se plantea la relación. Por otra parte, es psicología barata intentar un análisis de personalidad de alguien que no ha pasado por su consultorio. (¿Habrá pasado Kirchner por el consultorio del psicólogo barato amigo de Fraga?). Y además, pensar sólo en las “características psicológicas del líder” (más allá de que es un absurdo) es bastante peyorativo respecto de la voluntad popular. Es soslayar la decisión de una mayoría que vota y ha elegido a una persona.
Apela a la noción de “consenso”. ¡Otro lugar común! Vaya, vaya todo el que mínimamente conoce algo de teoría política sabe que la idea de consenso supone un debate crítico racional. Esta idea es sostenida por el liberalismo, pasando por Habermas (quien de alguna manera lo tomó de Kant y Rousseau). Pero también hay muchos autores, empezando por Marx, pasando por Rancière, Lefort, Laclau, Žižek, el psicoanálisis freudiano-lacaniano que sostienen que la política no es solamente (remarco el solamente) pura acción racional, sino que hay otros elementos que entran en juego como el afecto (en el sentido de amor y de odio), está el inconsciente además, etc. que hace que la idea simple (y pobre agrego yo) del consenso sea por definición imposible. En todo caso, siempre (cualquier político que sea) cuando es electo y toma una rumbo determinado está ejerciendo poder. Foucault decía muy acertadamente en su texto El sujeto y el poder (1984), que “gobernar no sólo cubre las formas legítimamente constituidas de sujeción política o económica, sino también modalidades de acción más o menos consideradas y calculadas, orientadas a actuar sobre las posibilidades de acción de los otros. Gobernar, en este sentido, es estructurar el posible campo de acción de los otros.”
Después de todas esas consideraciones bastante pobres, Fraga afirma que hay tres escenarios posibles para 2011. (Debe tener la bola de cristal o debe consultar a una buena tarotista para saber el futuro). ¡Inclusive arroja hipótesis para el 2015! No me voy a detener en los escenarios porque son producto de la imaginación del autor, pero en todo caso en las conclusiones afirma que “la intención” de Kirchner en retener el poder. Bue… ¿qué político no busca ejercer el poder?
Para terminar afirma que “el kirchnerismo es una expresión política en declinación”, parece más una expresión de deseo ya que no hay argumentos que sustenten tal afirmación. Y concluye que “en los últimos meses hubo señales de agotamiento en lo económico, no en la posibilidad de crecimiento, pero si en la tarea de controlar la inflación. La fórmula consistente en aumentar salarios, asignaciones sociales y subsidios para atenuar los efectos de la inflación es la receta que el oficialismo emprende, y el pasado político muestra que no resulta eficaz para neutralizar los efectos inflacionarios sobre el poder de compra de los sectores de menores ingresos”. Otro lugar común, el pedido de detener la inflación que implica ajuste. ¡Este Kirchner que insiste con aumentar los salarios, no vaya a ser que los trabajadores bien!
En definitiva, el texto de Rosendo Fraga es malo, digno de ser publicado en un diario como Perfil.
nos mudamos
Hace 2 años
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