sábado, octubre 17, 2009

Diego oráculo

Muchas controversias han levantado estos días las declaraciones del técnico del seleccionado nacional de fútbol.
Controversias, porque a Diego no se le ha ocurrido nada menos que meterse con “los muchachos periodistas”, que, lejos de ser una corporación polémica, parece que se consideran a sí mismos la encarnación de la opinión pública de las mayorías, la vívida manifestación de la libertad de expresión y de los valores democráticos. ¡Farsantes vanidosos!
El periodismo de nuestro país ya no se afana por la verdad, sino por sus patrones.
No defiende la libertad de expresión, sino la libertad de mercado.
Y nuestros periodistas no laburan para honrar la profesión, sino por el plato de comida.
Y yo los entiendo, porque al fin y al cabo una también es laburante, pero entonces no vengan con esos aires de paladines de la justicia, cuando aceptan que el cable del micrófono se vuelva una cadena de yugo.
Tal vez, en vez de decir: - Chúpenla, o: - Uds ya la tienen bien adentro, hubiese sido más políticamente correcto tratarlos de genuflexos y obsecuentes.
Pero bueh, el Diego es el Diego y la idea en el fondo es la misma.

Porque si bien es cierto que la selección hace tiempo que no juega a nada, uds, muchachos periodistas, hace un tiempo (ya demasiado) que juegan siempre en contra de toda causa nacional.

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