Hace un tiempo me enteré que queda muy mal decir las siguientes palabras: “hermoso”, “rojo”, “pieza”. Queda mal o la pronunciación de estas palabras lesiona los “exquisitos” oídos de nuestras clases privilegiadas. Seguramente que la lista vocablos es mucho más larga pero, sinceramente, la desconozco. También me quedó claro que este tipo de exclusiones, implica un cierto “código”. Si no sos “grasa”, es decir, si sos gente “como uno”, no pronunciás tremendos significantes, más bien decís “bonito”, “colorado” o “cuarto”. ¡Así, sí suena bien! Es una manera de diferenciarse.
Pues bien, si me lo permiten, a mí este tipo de actitudes de nuestras clases privilegiadas es lo que me resulta grasa. Me resulta grasa que cercenen su universo simbólico excluyendo significantes. Me resulta grasa que achiquen su mundo, que lo hagan pequeño, chiquito, ínfimo, pobre, tosco y breve. Porque también se embrutecen cuando eliminan de su universo simbólico ciertos tonos de voz (¡no vayan a pronunciar muy fuerte la erre como en los barrios!) y sólo aceptan otros (como los de Macri y Michetti); se degradan cuando desprecian cierta música –como la cumbia o Sandro- (no digo que le tenga que gustar, hablo de desprecio), o cuando sólo se pueden usar cierta ropa de marca, vivir en cierto lugar, y comer tal cosa.
Yo prefiero a la gente libre. Amo a quienes se permiten experimentar, disfrutar y respetar la diversidad. Por eso, es que prefiero a las clases bajas. !Me quedo con su estética! ¡Sí esas mismas clases bajas que nuestras clases altas catalogan de “negros, grasas”! Esos mismos quienes tienen poca ductilidad de vocabulario pero que no reprimen, ni cercenan su propio universo simbólico. Me quedo con la gente de los barrios que sí dice, sin vergüenza, la frase “una hermosa, pieza, roja”. Esos sí que no son “grasas” porque no reducen su universo simbólico deliberadamente. En todo caso, si ese universo simbólico es pequeño se debe a condiciones socio-culturales que a ese lugar los condenan. Condena que no tiene las clases altas que, sin embargo, si son “grasas” porque eligen embrutecerse acotando la diversidad. Encerrándose en su ínfimo universo. ¡Enloquecerse con la opera lírica y al mismo tiempo odiar la música popular es grasa!
¿Será que por pensar así es que soy peronauta?
nos mudamos
Hace 2 años
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