Por ahí escuché a un periodista que decía que la senadora cobista Dora Sánchez se “había dado vuelta” con su voto a favor de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Vaya, vaya…
La mención del periodista me resultó, en un primer momento, chistosa: “quien traiciona a un traidor, tiene cien años de perdón”. Minutos más tarde pensé que si la senadora había traicionado a Cobos, su jefe traidor, esto es traidor, traicionado, y había apoyado la iniciativa de Cristina Fernández de Kirchner lo único que había hecho era volver a la posición inicial en la que se supone que los senadores electos por el oficialismo apoyan al oficialismo. Una obviedad que dejó de ser obvia en este país. Pero después me di cuenta de la gravedad de la liviana afirmación de que “la senadora cobista se había dado vuelta’. Porque esta afirmaciónteñida de ignorancia o simplemente mal intencionada del periodista lo que hace es tapar u oscurecer la brutalidad institucional de que un vicepresidente en ejercicio sea opositor. Soterra el hecho de que quién está en falta es el vicepresidente de la nación, Cobos. En otras palabras, oculta que el que está “dado vuelta” es Cobos no la senadora. Y este periodista se olvida o quizás no lo sabe o si lo sabe no le importa, la irresponsabilidad institucional que implica ser un vicepresidente opositor. Porque la función del vicepresidente de la nación en el senado es garantizar que, en última instancia, el poder ejecutivo pueda llevar adelante su proyecto político y sean aprobadas sus iniciativas. Para eso fue votado el presidente, para llevar adelante su proyecto político, para eso ganó la elección y no la oposición.
Pero lo que más risa me da (¿o será indignación?) es que esta senadora escandalice a los radicales por su voto. La senadora admitió presiones, ¡qué novedad! ¿Acaso no hemos sido todos testigos de las presiones que reciben los legisladores? Lo denunció el senador Jenefes, quien denunció que recibía presiones de los medios, pero eso no escandaliza a los radicales. ¿No vimos presiones también acaso cuando la patota campera escarchaba a legisladores y los “visitaba” en sus casas? Pero eso tampoco escandalizó a los radicales. Entonces, ahora van y hacen una denuncia judicial. ¡Hubo presiones! ¡Cómo si las presiones no fueran parte del juego político aquí y en todas partes del mundo! Pero esa es la estrategia de esta fuerza: cuando no pueden ganar por los votos, van y buscan la vía judicial como modo de llevarse puestas o, por lo menos, trabar las decisiones legítimas del Congreso. Todo un ejemplo de lo que son como “demócratas”. ¡Ah! Y por cierto ahora andan buscando el subterfugio de la “fe de erratas” para trabar la Ley. Una vez más los ultra-institucionalistas, atacando la isntitucionalidad.
nos mudamos
Hace 2 años
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