Por Oscar González *
En apenas 35 minutos, un conglomerado opositor protagonizó un episodio de arrebato en el Senado de la Nación y, con ello, se mofó de su propio discurso, sustentado en el continuo reclamo de mayor calidad institucional.
Sin otro acuerdo que la voluntad común de paralizar la gestión del gobierno nacional, esta entente hostil violentó la ley y el propio reglamento de la Cámara alta para hacerse de la mayoría en comisiones parlamentarias que son decisivas para la gobernabilidad, desoyendo el principio elemental de la proporcionalidad.
Deslizándose irresponsablemente por un tobogán desquiciado, un grupo de legisladores presentó una increíble denuncia penal contra la Presidenta de la Nación, su gabinete de ministros y el directorio del Banco Central.
Así, una oposición sin programa alternativo, que abruma con monotemáticas demandas de diálogo, consenso y respeto a la institucionalidad, acaba promoviendo un escenario político de tal nivel de confrontación que imposibilita el debate de proyectos y la búsqueda de acuerdos.
De tener algún tipo de éxito la pretensión de ésta rara conjunción de fuerzas de trayectoria diversa - incluso antagónicas- que busca paralizar la administración estatal, habría costos irreversibles que pagarían en especial los sectores sociales más vulnerables. Porque la ambición de debilitar al gobierno para mejorar las propias chances electorales no justifica la voluntad de empujar a la sociedad hacia el abismo al que muchos de ellos condujeron al país no hace mucho, con su aciaga secuencia de endeudamiento, ajuste y represión.
Ahora que se cayeron todas las máscaras y se abandonaron los modales republicanos y la retórica de un civismo engolado, ya no es posible disfrazar de legitimidad la ofensiva que lidera la derecha. Y ninguna de las fuerzas políticas que se sometan a ese liderazgo puede ignorar que lo que se intenta construir es el frente del ajuste, esa liga reaccionaria que desde la caída de la coalición neoliberal de los 90 andaba a la pesca de una representación política acorde a sus intereses.
* El autor es Secretario de Relaciones Parlamentarias. Dirigente del socialismo bonaerense.
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