lunes, agosto 02, 2010

Una respuesta a Antonio Cafiero

Hace unas semanas salió publicado en el periódico Página 12 un artículo de Antonio Cafiero titulado La unidad del peronismo (ver link:http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-148041-2010-06-22.html), poco después el mismo salió en la revista Reseñas y debates (año 6, número 55, junio 2010) pero esta vez con una serie de comentarios/respuestas. Pues bien, les adjunto la respuesta que me publicaron a mí.

Una nueva oleada de expansión de derechos
En primer lugar, quisiera mencionar algunos lineamientos generales con los que concuerdo. Básicamente son tres: que frente a las próximas elecciones presidenciales hay que tratar de sumar a la mayor cantidad de compañeros para alcanzar una victoria y evitar la llegada de un gobierno no popular; que los elementos a partir de los cuales se articula la identidad del peronismo son los significantes justicia social, soberanía política e independencia económica y que la salida a la disputa entre los peronistas kirchneristas y los disidentes es política.
Ahora, si bien los elementos a partir de los cuales se articula el discurso y la identidad peronista son los arriba mencionados (justicia social, soberanía política e independencia económica) y, en este sentido, toda demanda articulada a partir de éstos entraría –en principio aunque no necesariamente- en el universo peronista, lo que tenemos es una disputa acerca del sentido de dichos significantes. Vaya, aunque haya una articulación política –la peronista- que históricamente se ha construido a partir de dichos elementos, en términos generales hay hoy en día dos grandes proyectos políticos contrapuestos que se disputan su sentido. Y dicha disputa está atravesada por la contraposición entre derecha e izquierda. Hay dentro del peronismo un proyecto político conservador -de derecha- y otro proyecto político progresista -de izquierda-. Por eso entiendo que la diferenciación fundamentalmente política entre derecha e izquierda sigue estando vigente y no se trata meramente de una “distinción entre una izquierda moral y una derecha pacata”. La diferencia es política.
Todos sabemos que esta diferencia no es una novedad en el peronismo. Si lo que condensa una serie de pluralidades es, por ejemplo, el elemento “justicia social”, la disputa política es por el significado que se le adosa a tal significante. Todo el mundo dentro del universo peronista está de acuerdo con dicho significante, más: ¿qué entendemos por justicia social? ¿Cómo podemos alcanzarla? Allí está la disputa política: ¿consideramos al mercado como asignador eficiente de recursos o entendemos que es el estado el que debe intervenir activamente? En este sentido, la dicotomía entre derecha e izquierda sigue vigente porque la dicotomía capital – trabajo también lo está. Entonces, ¿qué privilegiamos? ¿El mercado sobre el estado o viceversa? ¿Lo público o lo privado? ¿El capital o el trabajo? Y estas opciones binarias son las que atraviesan el debate político actual, no sólo en la Argentina sino en todas las democracias occidentales y esta disputa responde a la diferencia entre izquierda y derecha.
En la década del noventa todos sabemos qué lado de estos pares binarios prevaleció. Sin ahondar en ejemplos porque son muchos, demasiados, recuerdo la campaña Carlos Menen en oportunidad de su reelección. Allá por 1995 se instalaba la demanda por combatir la desocupación. Y la respuesta ante tal demanda, desde el peronismo, era que la lucha en contra el desempleo iba aunada con la necesidad de modernizar y flexibilizar las leyes laborales, en pocas palabras, con la necesidad de recortar los derechos laborales para generar más empleo. ¿Derecha o izquierda?
Entonces, comparto la preocupación porque una eventual derrota del peronismo en las elecciones presidenciales de 2011 nos deje a las puertas de un gobierno que se acerque a lo que fuera la Alianza. Pero también me preocupa que prevalezca, en la disputa interna, un remozado peronismo la derecha. Comparto la preocupación por un eventual gobierno de Macri, Cobos o Carrió. Pero en términos de lineamientos políticos generales: ¿cuál es la diferencia entre el peronismo disidente –esto es, un Reutemann, un Puerta o un De Narváez- con un Macri? Me pregunto justamente esto, más allá del decir que pueda leerse en los medios de comunicación.
Sin dudas quién prevalezca en esta disputa marcará el destino del peronismo por los próximos años –y, en tanto tal, probablemente de la Argentina- ¿seremos un país inclusivo o no lo seremos?
Finalmente, quisiera decir que el período político que estamos viviendo –signado por las presidencias de los Kirchner- es claramente peronista. Y esto lo digo en el sentido de que el peronismo implicó históricamente un proceso de extraordinaria ampliación de derechos en nuestro país. Y el kirchnerismo expresa una nueva oleada de expansión de derechos en un sentido amplio. A saber: recuperación de derechos sociales -esos mismos que desde el peronismo dejamos perder en los noventa– a partir de que el estado ocupe una nueva centralidad; derechos políticos, en la medida en que se aplique la nueva ley de medios de comunicación audiovisuales: ¿cómo es posible la construcción de una opinión pública democrática cuando los medios están concentrados en las manos de unos pocos?; derechos civiles, sin ir más lejos, desde el momento en que el bloque peronista a través del Frente para la Victoria mayoritariamente apoya la modificación del Código Civil para permitir el casamiento entre personas del mismo sexo-; derechos culturales, en la medida en que los pueblos originarios han conseguido visibilidad y los recibe la Presidenta de la Nación, muchos nos falta por andar en este sentido y en todos los aspectos. Pero, por todo esto, creo que sólo desde el se peronismo se puede continuar la senda que él mismo inauguró y que supo andar como una opción concreta de expansión de derechos, a la manera histórica. Nacional y popular.

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