lunes, agosto 16, 2010

Otra batalla la nuestra, la femenina, pero como sociedad tenemos que avanzar...

Una radiografía de la desigualdad laboral

Por Mariana Carbajal
Pagina 12

Les traigo solo el inicio de de una nota publicada por Pagina 12 esta mañana, donde se aborda un temàtica que viene siendo batallada a lo largo de la historia, con sus nuevas caras, con sus nuevas demandas, con sus nuevas conquistas pero persiste y se reescribe continuamente...

para ver el texto completo entren a http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-151425-2010-08-16.html


Las mujeres ganan en promedio un 24 por ciento menos que los varones en iguales posiciones. Sólo el 4 por ciento de las que trabajan en empleos remunerados desempeñan cargos directivos: menos de la mitad de la proporción de hombres activos que llegan a puestos de conducción, que es del 9 por ciento. A pesar del crecimiento económico experimentado en el país, las brechas de género persisten en el mundo laboral: no han variado en los últimos seis años. La precariedad laboral las afecta con más fuerza: en 2009, entre las asalariadas, el 39 por ciento estaba en “negro”, contra un 33 por ciento en el caso de los hombres. Los datos surgen de un exhaustivo diagnóstico de las características específicas de la inserción femenina, elaborado por el flamante Centro de Estudios Mujeres y Trabajo de la Argentina (Cemyt), un espacio creado en el marco de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA). La “asimetría” en la distribución de las responsabilidades familiares entre los miembros de los hogares es uno de los factores fundamentales que “condiciona las oportunidades de participación laboral de las mujeres” en empleos pagos, señala el estudio. La falta de guarderías accesibles a los sectores más desfavorecidos constituiría un obstáculo primordial. En una entrevista con Página/12, Estela Díaz, coordinadora del Cemyt, desgranó los hallazgos del relevamiento y consideró “fundamental” para mejorar la situación de las mujeres “la promoción de responsabilidades familiares compartidas, que involucren a los varones, y políticas públicas de cuidado infantil y de personas dependientes” (ver aparte).

El Cemyt depende de la Federación de Trabajadores de la Industria (Fetia). Su creación apunta a incorporar la perspectiva de género en el análisis del mundo del trabajo, del mercado laboral y del trabajo reproductivo, para poner la lupa en los problemas que afectan en forma diferenciada a las mujeres, con el fin de instalarlos en la agenda sindical y política. “Queremos tomar la problemática de las compañeras trabajadoras como parte esencial de las políticas para la clase trabajadora en su conjunto”, explicó Hugo Yasky, secretario general de la CTA.

El estudio es una radiografía de la presencia (y ausencia) femenina en el mercado laboral. Hay tres ejes clave para analizar la situación actual:

- La reducida participación en el mercado de trabajo en comparación con los varones.

- La segmentación del mercado de trabajo, que desplaza a las mujeres a los sectores de bajos ingresos.

- La discriminación salarial que indica que las mujeres perciben menores remuneraciones cuando desempeñan tareas similares a los varones. Hacia fines de 2009 esa diferencia se situaba por debajo del 24 por ciento, revela el informe.

El estudio, realizado por el equipo de investigación del Cemyt, conformado por el economista David Trajtemberg y la socióloga Nora Goren, marca la persistente brecha de la participación laboral femenina. Mientras que los varones tienen una tasa de actividad del 74 por ciento, esa proporción en las mujeres ronda el 48 por ciento. Esto significa que un poco más de la mitad de las mujeres de entre 15 y 65 años están inactivas. Entre las causas más frecuentes de la “inactividad” se menciona “el papel de ama de casa, motivo que resulta insignificante para los varones inactivos”, señala el informe.

La investigación muestra que si bien la tasa de actividad femenina (TAF) permanece constante en el período reciente, se conforma de una estructura distinta que le otorga más peso al empleo y una menor preponderancia al desempleo, en concordancia con el patrón de comportamiento de las principales variables en el mercado de trabajo. En 2003, el 78 por ciento de las mujeres económicamente activas estaban con trabajo, y el 22 por ciento, desempleadas; en 2009, la relación fue de 90 y 10 por ciento, respectivamente, subraya el informe.

Al mismo tiempo, desde 2003 se verifica un cambio en la trayectoria de la TAF por nivel socioeconómico: mientras que en la década pasada las mujeres de bajos ingresos fueron las que más habían contribuido al aumento sostenido de la participación laboral femenina, entre 2003 y 2009 se revierte esta situación. El informe indica que la TAF del primer quintil de ingresos se reduce de 41 a 35 por ciento en ese período. “Este comportamiento posiblemente se relacione con dos factores: por un lado, la falta de servicios que reemplacen o simplifiquen las actividades que se atribuyen socialmente a las mujeres en el ámbito privado y, por el otro lado, por la reversión de los factores que impulsaron a las mujeres a formar parte del mercado de trabajo durante la década del ’90” (ver recuadro). En cambio, el estudio muestra que crece la tasa de participación de las mujeres que pertenecen a los hogares de estratos altos “favorecidas por su nivel educativo y por la posibilidad de transferir, aunque sea parcialmente, las responsabilidades domésticas”.

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