En la Ciudad vamos como Costa Rica anoche: 3 a 0 abajo. Pero lo peor que podemos hacer es imitar a los costarricenses colgándonos del travesaño para que no nos hagan el cuarto. Nadie quiere jugar en un equipo así. Primero, el partido dura hasta que se termina, así que hay que poner huevo e ir hacia delante. Segundo, aun si perdemos, tenemos que morir con la nuestra. Si en la segunda vuelta fueran a votar únicamente los que en la primera votaron a Macri y a Filmus (y todos repitieran su voto), el resultado sería 63% a 37%. Casi exactamente el resultado de hace cuatro años. Tercero, si vamos a morir con la nuestra, que al menos “la nuestra” signifique algo digno: la sensación que tengo es que fracasamos si no impedimos que gane Macri, pero también siento que muchos porteños creen que si pierde Filmus no se privan de nada nuevo.
Tenemos que revisar la estrategia. Más allá de que es indudable que no todos tenemos los mismos valores, es hora de asumir que casi nadie se escandaliza por todo lo que dijimos sobre Macri. Ni siquiera muchos de los nuestros. Nadie le da importancia a esas denuncias, sería bueno que averigüemos por qué. No tengo encuestas a mano, pero me permito sugerir que a nadie le importa si un candidato debate o no en TV, o que casi nadie decide su voto según si se cumplieron o no las promesas preelectorales del pasado. Además, las escuelas y los hospitales son un desastre, pero no hace falta ser gorila para constatar que hace cuatro años no eran precisamente un paraíso, y que por alguna indescifrable razón miles de argentinos cruzan todos los días la General Paz para hacerse atender en los hospitales porteños. Vienen del Conurbano, donde el gobernador es peronista K y donde la mayoría de los intendentes también lo son.
Dudo también que la mayoría de los votantes argentinos den importancia a la transparencia de un gobierno o a la honestidad de los gobernantes. Sólo los progres parecen hacerlo, y por lo visto no son mayoría en ninguna de las 15 comunas de la ciudad más progresista del país. Ni siquiera son virtudes en las que los peronistas nos hayamos destacado cuando nos tocó gobernar. Tampoco hacen falta las encuestas para darse cuenta de que si leemos otro diario y miramos otra tele nunca vamos a entender lo que piensan los demás, y así difícilmente logremos convencerlos de nada. De más está decir que menos los vamos a convencer si los insultamos.
El escándalo del gobierno de Macri no es que no haya hecho las obras que prometió. Tampoco que espiara, o lo que fuera que haya hecho su gobierno por ignorancia de las reglas elementales de funcionamiento de un Estado. El verdadero problema es que convirtió toda la administración pública en una agencia de publicidad, donde lo único que importa es lo que se comunica, no lo que se hace. La estrategia básica fue evitar meterse con los problemas complicados (desmantelando incluso servicios que afectaban a personas en situaciones desesperantes, un poco por razones ideológicas, otro poco porque son fuente de conflicto, y mayormente por ignorancia) y concentrarse en las cuestiones fáciles. Convirtieron a la administración pública en administración publicitaria. No es muy diferente a lo que hicieron las concesionarias de empresas privatizadas en las dos últimas décadas. Existe en la Argentina un conocimiento empresarial notable sobre esto, ya con calidad de exportación. No tenemos con qué competirles en ese terreno. Lo que sí podemos hacer es llevar el debate a otro lugar.
Dejo de lado las explicaciones sobre el resultado electoral, que las hay y en mi opinión están lejos de lo que se viene diciendo en estos días. El verdadero problema no es lo que los porteños sean, es de identidad. Nuestra identidad, no la de ellos. Tenemos que elegir si queremos ser una nueva versión de la Alianza (hacer lo mismo, pero sin corrupción), otra versión del testimonialismo progre (convirtiendo todas las discrepancias políticas en cuestiones morales), o si preferimos proponer a la Ciudad algo diferente a lo que hay, algo justo y digno para todos, con audacia, con huevos, pero con inteligencia. Mirando a los otros, escuchando, y no meramente repitiendo lo que escuchamos. Proponiendo, creando buenos mensajes, pero también pensando cómo los transmitimos para que lleguen a destino. Y aceptando que no todos los porteños quieren lo mismo, lo cual no necesariamente es malo.
Filmus no tiene un carisma sobresaliente, no va a ganar con eso. Pero tampoco creo que sean muchos los votantes suyos que se hayan enterado qué era lo que proponía para la Ciudad. Seguramente lo saben menos quienes votaron a otros candidatos. La consigna fue Chau Macri: se supuso que si los votantes se enteraban de lo demoníaco que él era, nos votaban a nosotros. De la propuesta ni hablar. Esto en sí ya es un enorme error de campaña. Muchos de los argumentos que usaron nuestros candidatos fueron de cuarta. A los macristas no les hizo falta ser muy inteligentes para contestarlos. Pero además, nuestras propuestas (yo sí las leí) no me parecieron categóricas ni conmovedoras. Si queremos que nos voten tenemos que ofrecer algo concreto, contundente. Si el problema es que muchos porteños tienen otros valores, tenemos que hacerles desear otras cosas que sí podrían querer y que actualmente no obtienen.
Dejemos de putear y empecemos a pensar. No sirve correr detrás de la pelota para que no nos hagan más goles. Vamos tres goles abajo, algo difícil de revertir, pero al menos podemos hacer un partido muchísimo más digno. Seguramente tendremos que meter un poco más la pierna, pero tampoco así vamos a ganar. Lo que tenemos que hacer es pensar en el arco contrario: es ahí donde podemos dar vuelta el partido. Tal vez no alcance, pero intentarlo sirve. Si no para hoy (aunque nunca se sabe), sí va a ser un buen soporte para los partidos que se vienen. La base no está.
nos mudamos
Hace 2 años
¡Excelente lo de laadministración publicitaria!
ResponderEliminarCon lo de administración publicitaria te referís a Macri o a CFK? (Convirtieron a la administración pública en administración publicitaria??) En eso estaríamos ganando por goleada a nivel nacional! Aparte no entiendo como aceptamos un oligarca entre nuestras filas, por qué escupís contra Daniel? Tiremos todos para el mismo lado, NI UN PASO ATRAS. Aguante Filmus!
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