Les dejo el artículo que la Revista Reseñas y Debates me invitó a publicar en su número 68. Gracias Mariano.
Significar el sentido y los efectos de las elecciones
primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO)
para el pueblo argentino es una tarea inabordable en
su totalidad. Lo que intentaré hacer en las próximas
líneas es reflexionar acerca de algo de eso que se nos
presenta como inasible.
Esta nueva instancia electoral, a la que es invitado
el conjunto de la sociedad, implica una ampliación
política cualitativa porque posibilita la entrada de los
ciudadanos a espacios que les eran ajenos, de los que
sólo podían participar quienes pertenecían al espacio
partidario. Esta medida puede entenderse como una
profundización de la participación política, un nuevo
compromiso, una invitación a involucrarse y comprometerse
más con la política. En lo subjetivo me gusta
pensarlo como una democratización de la política,
una nueva bienvenida a otro nivel de la democracia
que supera el clásico momento cívico de las elecciones
y lleva a la sociedad a participar en la elección de los
candidatos, buscando que sea el conjunto de la sociedad
quien legitime a aquellos que se disputarán los
cargos públicos y logrando profundizar la politización
de la sociedad. Éste –la politización de la sociedad– es
uno de los ejes que quiero recuperar de las internas
abiertas. Porque entiendo que es uno de los elementos
nodales de la construcción kirchnerista. Cuando
uno trata de identificar significantes que constituyan
la identidad kirchnerista, la centralidad de la política
es uno de los primeros elementos que visualizamos.
El quiebre que implica el pasaje del éxodo político
manifestado en la consigna “que se vayan todos” –que
cristalizó en la crisis de representación de 2001– al
78% de participación en una instancia nueva y desconocida
como las internas abiertas, dan cuenta de
una ruptura, de la inauguración de un nueva posición
subjetiva frente a la política.
El otro punto que quisiera presentar para significar
algo del sentido –siempre en disputa e inclausurable–
de las primarias abiertas es la desestructuración
de los partidos políticos, la perforación que
se efectúa a dichas estructuras, la performación de
las mismas a partir de un nuevo significante que es
el kirchnerismo. La experiencia nacional y popular
kirchnerista atraviesa necesariamente toda organización
política, produciendo cambios, quiebres, divisiones,
reflexiones, movimientos y reacciones, dándoles
un nuevo sentido que ubica al kirchnerismo en
un lugar de primacía frente a las identidades preconcebidas,
las cuales son sin lugar a dudas recuperadas
y resignificadas por el kirchnerismo. Muchos refieren
a esto como una actualización de dichas identidades.
Esta medida, que fomenta la irrupción de la
masa social en espacios tradicionalmente exclusivos
a quienes tienen pertenencia a esa identidad, también
trasforma esa identidad, la desordena y deja en
claro que el kirchnerismo es el aquí-ahora y es una
construcción que se nutre de una amplia base social
que no se focaliza en la identidad preexistente sino
en la posición y en el lugar adoptado ahora.
Este énfasis en el presente, en el actual en términos
hegelianos –es decir en un presente contaminado
del pasado y del futuro inmediato que constituyen
nuestra actualidad– descentraliza el eje sobre la
identidad partidaria de donde se viene, la tradición
política heredada, y brinda a la identidad dinamismo,
la pone en movimiento y en constante construcción.
Esto posibilita pensar que uno es lo que es conforme
las decisiones que tome, acorde a cómo se posicione
ante las políticas publicas implementadas por el gobierno,
en relación a qué tipo de Estado y país pretende,
quitándole importancia a clásicas dicotomías de la
política argentina como peronista-antiperonista, que
limitaban la construcción de un proyecto nacional y
popular. Este movimiento que produce el kirchnerismo
refiere a la cristalización de esta nueva identidad
por sobre identidades preexistentes, las cuales son
transformadas por una nueva experiencia democrática
nacional y popular. Esto se visualiza en las banderas
principalmente peronistas que ha recuperado el kirchnerismo,
pero también en aquellas que provienen
de la tradición socialista, radical, humanista y tantas
otras, que son articuladas y resignificadas.
En esta instancia quisiera hacer un paréntesis en
esta maraña de reflexiones y traer las palabras de la
señora presidenta Cristina Fernández de Kirchner
que entiendo clarifican esta hipótesis: “quiero decirles
a todos ustedes, que cuando incorporen a otros argentinos
no les pregunten de dónde vienen, no les pregunten
cuál es su historia o su partido, pregúntenles
si están de acuerdo con la Asignación Universal por
Hijo, (…) si están de acuerdo con que tenemos que
seguir industrializando el país y agregando valor para
seguir generando trabajos más calificados para todos
los argentinos. Quiero que les pregunten si tenemos
que seguir poniendo en la educación pública en todos
sus niveles el esfuerzo y los recursos (…); quiero
que les pregunten si necesitamos seguir inaugurando
(…) universidades públicas y gratuitas para que tengamos
realmente niveles de igualdad; quiero que les
pregunten si necesitamos proteger el trabajo nacional,
la producción nacional y el desarrollo de nuestra
industria; si necesitamos también seguir desarrollando
un fuerte mercado interno que impulse también
a que exportemos más y mejor; (…) quiero que les
pregunten si quieren ser un país donde los derechos
humanos son una bandera de toda la sociedad, sin
ninguna distinción de ideología o partido, porque es
lo que nos diferencia de la barbarie. También quiero
que les pregunten si como argentinos se sienten parte
de esta América del Sur, de este MERCOSUR, de
esta Unasur (…); quiero que les pregunten si están
de acuerdo con una sociedad que da derechos igualitarios,
que amplía el abanico de posibilidades y que
nos convierte a todos un poquito más iguales todos
los días. Si están de acuerdo con esas cosas, forman
parte de esta historia y de este espacio, lo demás es
anécdota o vanidades personales” (fragmento del discurso
enunciado en el acto de homenaje por el 38°
aniversario del triunfo electoral de Héctor Cámpora,
en el estadio de Huracán, 11/03/2011). Creo que
estas palabras reivindican esta nueva oportunidad
política que simboliza el kirchnerismo, esta instancia
en la cual uno se define y resignifica a partir de su
posicionamiento, independientemente de su pasado
político. Esta invitación a formar parte de un colectivo
que busca ampliar su base de sustentación está
fuertemente vinculado con la ampliación de derechos
cívicos que implican las elecciones abiertas.
Por último, esta institucionalización de elementos
del discurso kirchnerista, que se visualizan en la
reforma electoral efectuada a través de la ley 26.571
y el decreto 2004/09 (partidos políticos, democratización
de la representación política, la transparencia
y la equidad electoral), conjuntamente con medidas
como la ley 26.522 (servicios de comunicación audiovisual)
que prevé en su articulado la obligación –por
parte de los licitaros de servicios de comunicación
audiovisual– de cumplir los requisitos establecidos
en materia de publicidad política y ceder espacios
de programación a los partidos políticos durante las
campañas electorales, refiere a una maduración, a una
profundización de la democracia a través del proyecto
nacional y popular kirchnerista. Esta capacidad
de institucionalizar elementos nodales del discurso
kirchnerista nos lleva a pensar en términos de Ernesto
Laclau en la cristalización del populismo, que se
da a través de la unificación de las demandas en un
sistema estable de significación. Estabilidad siempre
en riesgo, en una disputa que requiere de una fuerte
hegemonía para sostenerse.
Creo férreamente que la celebración de las primarias
abiertas simboliza la profundización del proceso
democrático nacional y popular y la cristalización de
esta identidad que se constituye en torno al significante
kirchnerismo. Seguramente apoyada en el optimismo
de la voluntad militante, esta institucionalización
que hoy se implementa en materia electoral es el
inicio de una serie de modificaciones, cambios –que
se suscitarán necesariamente como parte del proceso
de profundización democrática– que demandarán ser
institucionalizados para sedimentar el carácter democrático,
amplio, inclusivo y diverso del proyecto que
hegemoniza el kirchnerismo.
nos mudamos
Hace 2 años
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